A la fez
todos los días cuando salgo de mi casa creo que voy a caer al vacío, sí, al vacío, detyrás de mi puerta el vacío interminable. Pero despierto y salgo y afuera existe un mundo, o miles. El calor aún me pega los párpados, me resisto a despertar y el contacto con la piel me transporta a sueños verdes de días de sol, tirado en el pasto. Cuando me levanto solo puedo caminar un poco y me mareo, a lo lejos una vaca pasta, me mira y luego se va. Suena el despertador y es hora de despertar. Es entonces cuando ella ya no está y solo puedo percibir el calor que ha dejado su cuerpo sobre el colchón. Escucho el ruido de la ducha en el baño y me dirijo hacia allí. El vapor es mucho y casi no puedo ver ni respirar pero siento como se me descongestionan los pulmones. Estoy bajo el agua, sin ella, no hay nadie. Es en ese momento que escucho la puerta y salgo desnudo tras sus pasos... Escaleras abajo escapa a la mañana, a la vida de su mundo... al llegar a la calle me encuentro con la verdad: es de noche y no hay nadie.
funkangular
4 Comments:
Creo que necesito un día así.
Una mañana desesperante pero más poética.
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pero pijindril no ves que era de noche???
jajaja
grosso laionnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn seguir de largoooooooooooooooooooo jajajajaja
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