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viernes, julio 08, 2005

El Cabral de Molina

El mito dice que en la batalla de San Lorenzo un tal Cabral dio su vida por la de San Martín... Y así el mito se enriqueció y creció desmesuradamente hasta que Mitre lo hizo prócer. Lo cuál no es una mentira. Doble negación.
Lo cierto es que el mismísimo Gaucho Molina, de profesión malevo, quién habiendo desertado de su condena en el Fuerte de Patagones y uniéndose a los indios para enfrentar al sistema, organizó secretamente la defensa del pueblo de Patagones. Con una veintena de malevos, paisanos, indios y un negro, Molina corrió al grueso del enemigo en la batalla del 7 de Marzo, en el cerro de la caballada. Condición: local. Un Fuerte con Puerto y Cabaret. La bienvenida fue hostil de ambas riveras mientras desde el fuerte sonaban los cañones. Un río sin puentes unido por pequeños botes uniendo ambas costas como dedos de una mano. La batería apostada en la zona de la baliza había sido derrotada.
Pablo y Johnny Jell se miran dentro de ese cuadro: Argentina 0 – Brasil 1... En el Monumental. La estocada se sintió. A su lado en la platea un hincha de San lorenzo (...) y otro de huracán (...) conversaban cuando sucedió el trágico gol. Ellos no atinaron a nada, fue un balde de agua fría en el hostil invierno porteño... Con la reanudación del partido un Funebrero y un Gallina Millonario tomaron posesión de los cuerpos que Pablo y Johnny habían abandonado. Comenzaron a alentar con cantos a la selección, fervorosamente, hasta que un plateísta les dijo:
- Vayan a la popular, acá visionamos el match.
- Voçé amargo?
- Yes...
Platea visitante.

La flota enemiga penetró por el Río Negro rumbo al puerto de Patagones esperando que la advertencia de los cañones hubiese bastado para lograr la rendición maragata. El puerto de Patagones era un punto estratégico dentro de la otra... la gran guerra... El espíritu guerrero de los hombres los hace guerrear con cierta frecuencia diaria.
Por tierra avanzaban tropas enemigas. En el pueblo se sabía de la guerra y la invasión. Días antes había arribado en barco desde Buenos Aires un joven que debía cumplir una condena en el Fuerte de Patagones. Una prostituta contó del joven: Están llegando.
Atravesar la pampa era trayecto de días, los barcos eran el lazo más fuerte de Patagones con el mundo.
En la zona de San Blas un padre y su hijo pescan parados en la playa, el joven ve los barcos en el momento en que pica un lenguado en su anzuelo. Comienza la lucha con el pez, mira hacia el mar, el barco ya no está...
El avión cruzó el cielo rugiendo sus turbinas una y otra vez sobre las moles de concreto que se erigían torpemente hacia el cielo. El sol del medio día iluminaba la escena: A LO LEJOS SE ESCUCHAN DISPAROS, LAS AVES DEL PANTANO GRAZNAN INQUIETAS, EL DÍA ES CÁLIDO, UN JOVEN RECOSTADO EN EL PASTO AL PIE DE LAS MOLES DE CONCRETO UN SÁBADO AL MEDIODÍA, TOMANDO MATE.
En el fuerte sabían de la invasión, entonces planearon: pelear un poquito y rendirse... (Plan A y plan B respectivamente). Y en el pueblo se desenfundaron armas y comenzó la organización para la defensa del pueblo de Patagones. Molina con los malevos más bravos de las zonas aledañas: mestizos, un negro, indios, gauchos cuatreros descarriados y malevos como él se apostaron ocultos tras el Cerro de la Caballada a esperar al enemigo. Las tropas rabiaban queriendo avanzar por la rivera norte del río, se oyó un disparo y cayó un enemigo. Entre los árboles el enemigo se refugió inmediatamente temiendo más bajas. Sonó otro disparo de entre los árboles y una réplica del enemigo quien avanzó tras un joven que empuñaba un pistolón en una mano y un sable en la otra y corría velozmente entre los árboles con los disparos enemigos a su espalda... La furia del enemigo cobró entusiasmo y una bala le dio en el hombro derecho, pero el joven llegó a un sendero donde montó rápidamente un caballo y huyó gritando... Un pequeño aguijón.
Los barcos se aproximaron al pueblo rumbo al puerto, los perros aullaron y gruñeron furiosos. Los cañones tronaron como la noche anterior...
En el cabaret próximo al puerto, se reunieron algunos personajes del lugar. Los cañones exigían la rendición, los perros aullaban. La Prostituta miró al Porteño, el Militar al Carnicero, el Pianista al Dueño del cabaret, el Pulpo a la Bailarina... Molina... En la habitación se oyen gemidos: Molina está montando a la Negra. Los perros continúan aullando bajo la luna con la amenaza de los cañones.
- Una ronda más de ginebra y ron, la casa invita!
La cofradía celebraba un candomblé frenético dentro del cabaret. El río murmuraba plácidamente sabiendo que los barcos avanzaban por sus aguas.
Las embarcaciones enemigas llegaron disparando sus cañones ante las hostilidades que presentaba el pueblo. Desde el fuerte no se hicieron esperar las réplicas. En el cerro de la Caballada Molina y sus hombres, riendas firmes, sables en mano, sorprendieron al enemigo y le presentaron dura pelea. Y en la feroz batalla desigual, el enemigo iba a dar muerte a Molina pero uno de sus malevos se interpuso y lo salvó... El Cabral del 7 de marzo, un ignoto gaucho malevo, compinche paria de Molina, un cabrero cabrón. Pero el cerro era de Molina y sus heroicos malevos.
Gol de Argentina! Estocada cortando el frío, las tribunas se levantan en un solo grito: GOOOOOOOOOOOOOOOOOOL! Argentina 1 – Brasil 1 ...
En las moles la jornada está tranquila bajo el sol radiante, se escucha el rechinar de algún banco en lo alto, resuenan disparos a lo lejos. Un barco se hunde otro es tomado. Las banderas enemigas caen. El espíritu guerrero de la humanidad bostezaba un laxo pito meando un mar de arena con un barco navegando eternamente. El Loco observaba atónito su creación tumbado al sol.
Pablo había visto muchas veces las banderas enemigas en la iglesia, y conocía la historia tanto como la de Zatti, la casa de los milicos donde torturaban, el local del MAS, el castillo Landalde o el Teatro del Puerto... El agua mojaba la planta de sus pies cuando se zambulló en una unión de sentidos excitados con el poderoso Río Negro. En el bar había rock, piedras corredoras patagónicas, Señor Uno tocaba Nación Evasora. Pablo brindó a la salud de aquella lejana epopeya maragata mientras sus pelos goteaban.
Los niños se alejaron charlando de la comida que habían conseguido, uno de ellos blandía un tubo fluorescente que arrojó contra el muro del malecón frente al pantano, detrás de las Moles de concreto, bajo los rugidos de los aviones... y estalló secamente. Los niños llevaban bidones con agua.. un agua que pesa su exclusión de este macabro sistema que tarde o temprano los fagocitará. Paradojas del siglo XXI. El Loco miró hacia el pantano, mientras pensaba esta teoría. Cabrón.
Dentro del bar al ritmo de la música Molina y la Negra se apoderaron de un par de cuerpos que habían sido abandonados momentáneamente en el alcohol por sus dueños; y se devoraron en un beso.
Pablo y Johnny Jell saltaron de alegría, se abrazaron y festejaron la concreción agónica del gol del triunfo. Argentina 2 – Brasil 1... La desmesura en el festejo molestó a un plateísta:
- No festejen putos que en el mundial nos hacen cagar...
Johnny Jell se volteó y le gruñó elásticamente:
- Quién sos? El hijo de Massera...
- No, su custodio.
- Entonces andate a la concha de la remil puta que parió al remil
hijo de puta de Massera. Te queda claro, no molestes. – luego se sacó los anteojos de sol y los guardó en el bolsillo de la chaqueta de cuero, le palmeó una mirada filosa propia de un cabrón enfurecido. Tras este incidente volvió la vista sobre la cancha y sonó el silbato final. Argentina había derrotado a Brasil. Al voltearse el plateísta ya no estaba, un aliento helado recorría su nuca. La alegría de la victoria era dos veces 3. Pablo y Johnny se sentaron a fumar cigarrillos negros, gozando la victoria. Los plateístas se retiraron rápidamente.
- Es muy loco que Molina haya sentido tras la victoria del 7 de
Marzo, lo mismo que sentimos ahora... – Murmulló Pablo a gritos con un tumulto frenético de fondo.
- Era cabrero Molina... – Respondió Johnny calando su cigarrillo.
- Y en algún momento alguien torció el destino y condenó al
anonimato al pueblo de Patagones y a Viedma dos veces bajo las aguas. Y a Molina a una muerte, traición de Rosas luego de luchar cabrera y mercenariamente para él.
- Pero hay gente muy poderosa allá... – Sentenció Johnny tras sus
gafas de sol mientras las luces del estadio comenzaban a apagarse.
Pablo observó en césped vacío... era como aquella séptima torta de cumpleaños, pero no se comía... era real. Luego declaró:
- Y estamos carburando.


otro cuento extraído de EL LIBRO NEGRO...

3 Comments:

At 7:28 p. m., Blogger Leo said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 
At 7:31 p. m., Blogger Leo said...

León, me comí un viaje leyendo el cuento, disfrutando de los cambios temporales que hacés en la narración y del modo que traés todo al presente de un partido de fútbol con Brasil.

De paso, mientras leí el cuento, escucho tu disco con los auriculares (me bajé el disco de low valium).

Un abrazo!!!

P.D: La entrada que eliminé es la misma que esta pero con los errores corregidos.

 
At 3:33 a. m., Anonymous Victor said...

Laionnnnnnnnnn este cuento es genial!!!! el pantano!!!!!!!! sos un genio!

 

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