Chapter IV: Overseas eyes in a strange land
A mi abuela quien cocinó las mejores papas fritas de mi infancia.
La temporada de picking grapes finalmente llegó a Gisborne un poco más tarde de lo normal debido a las intensas lluvias y luego de una semana completa de days off arrancamos por lo primordial: sacar las uvas podridas de los viñedos. Aca en Nueva Zelanda usan máquinas para todo y las wineyards no son la excepción. Así arrancó la temporada entre cosechadoras hidráulicas gigantescas, maoríes son más vagos que argentinos y supervisores intentando controlar lo incontrolable. Arrancamos a la mañana temprano en algún viñedo y cuando lo terminamos pasamos al siguiente, por el momento trabajamos para Hira, un contractor indio que trabaja para Montana (una de las mayores productoras de vino en New Zealand) Y así va la caravana de autos siguiendo al líder hasta el siguiente viñedo y la gente se mezcla y comparte y uno va descubriendo que siempre hay alguien con quien hablar español, ingles, franés, aleman... la caravana multicultural. Mucha música, muchas comida, mucho humo, muchas risas y por sobre todo muchas vivencias.
He estado escuchando mucha música mientras voy cosechando las uvas y le he prestado particular atención al disco que Luca grabó en argentina antes de formar Sumo: Time fate love. Ese disco que descubri hace tanto tiempo y que he vuelto a redescubrir acá en este país extranjero donde casi ningún nativo habla mi idioma y mucho menos puede comprender cómo siento o por qué mi país es como es, tan lejano con su Maradona, cocaína, tango y los pumas. Y entonces pienso en Luca, en sus viajes, sus palabras, canciones y no puedo dejar de identificarme con él, extranjero en una tierra extraña... Y comprendo a la perfección su sufrimiento y su particular mirada sobre argentina. El escapando de la heroína, yo escapando de la argentinidad... Y la soledad, las canciones, el vino, el humo, la risa y la gente que uno va conociendo en el camino. El aferrarse a una almohada húmeda en noches largas de eternos sueños, los más oscuros sueños que jamás nadie haya tenido, el paso del tiempo desgarrando la piel, la fiebre y la ostranienie, el presente cayendo plomizo sobre los hombros hundiendo los pies en el barro, el tiempo estancado, el frío y el calor, el dolor y el amor, las caricias que queremos se prolonguen por toda la eternidad sabiendo que se van, las noches largas, solitarias, caminando calles oscuras sin importar que pueda suceder tan solo deseando que suceda algo... El grito ahogado que el mundo no puede escuchar , el nudo en la garganta, la pérdida del apetito y refugiarse bajo las frazadas deseando que el tiempo pase y cambie la situación... El describir la cotidianeidad con ojos extranjeros, tratando de comprender cómo funciona el mundo en esta parte del mundo...
Y así voy cortando uvas, caminando en el barro con las manos sucias y cansadas esperando al siguiente smoko time y pensando en todo lo que dejé atrás.
Luego de un buen tiempo de parar en la playa decidí mudarme a un hostel, el Flyng nun. Acá está lleno de gente de diferentes paises y hay muy buena onda, encontré muchos latinos, chilenos, uruguayos, argentinos, brasileros y he pegado buena onda con todos, en especial con nuestros hermanos trasandinos, tanto que los argentinos que conocí acá me dicen que tengo acento chileno (?) Y he encontrado argentinos copados y otros n tanto como todo... Y es que hay un tipo de argentino que no me cabe ni mierda: el altanero, soberbio, ventajero y cagador, generalmente porteño hasta el tuétano. Y me tocó sufrir a uno bien rémora que por suerte ya se ha ido a la meca latina: Tauranga. Durante semana y media me tocó soportar al Sebo o Sebado como yo lo apodé porque nunca entendía de límites, pero gente así ni me interesa, gente que va cerrando puertas por la vida, por suerte se fue del backpacker, sin pagar por supuesto como hacen todos los mierdas como él por acá dejando la mala fama de los argentinos que por estos lares todavía no es tan mala... es que hay otros que intentamos ser mejores y me alegro de conocer más gentes y saber que no soy el único.
Me hice muy amigo de un grupo de chilenos muy copados y hemos compartido asados, fiestas, tragos, humo y mucha ruta.
Uno de los chilenos, Ignacio, histriónico personaje quien quiso ser exótico como en Australia y no lo logró tan fácilmente, primero quiso ser el único chileno, pero no lo era, luego pensó ser el único pelado pero ya había otro, tampoco pudo ser el único Ignacio porque ya hay otro, tampoco pudo ser el único con sombrero de Raiden porque muchos otros usan sombreros chinos... en fin, se mudó a un flat a la vuelta del hostel y ahora es el único en todo! Un grande, hizo un asado para festejar la mudanza y lo invitó a Hira, el contractor quien demostró tener un muy buen sentido del humor y entre cerveza y cerveza hablo con casi todos nosotros sobre diferentes temas, hasta que en el momento de comer el asado se retiró tal vez porque los indúes no comen carne y al ver tantos sudamericanos carnívoros se sintió fuera de lugar.
En el trabajo ya todos me llaman por mi nombre, será esa capacidad de sobresalir del resto por diferentes razones, como en la escuela! En parte porque entiendo a la perfección lo que me dicen los supervisores, tal vez porque pegué buena onda con algunos de ellos, tal vez porque mi nombre resuena entre las uvas cada vez que necesitan una mano. Lo cierto es que kiwis, maories o sudamericanos todos conocen mi nombre y vienen a hablar conmigo o a ofrecerme fumar con ellos o que les cuente un chiste y yo me alegro mucho porque soy un comunicador y ejerzo mi rol a la perfección, muchas veces vienen a buscarme para oficiar de traductor o Maggie una de las supervisoras maori que me tiene mucho cariño me dice: Ey Leon! Explain to the others how do a good work, please. (Porque Maggie siempre te pide todo por favor y si no te conoce te trata de usted)
Mi mamá me enseñó las primeras palabras en inglés cuando yo era niño e intentó enseñarnos lo básico a mis hermanas y a mi, luego en el secundario tuve 3 años de inglés donde luego de un muy mal comienzo y gracias nuevamente a la ayuda de mi madre logré llegar a ser uno de los mejores alumnos de mi clase. Luego lo dejé todo ahi añejando y pocas veces tuve la oportunidad de hablar ingles en Buenos Aires... Finalmente acá comprendí muchas cosas al darme cuenta qué tan importante ha sido todo eso en mi vida y agradecido estoy de poder comunicarme gracias a lo que me enseño mi madre, mis maestros y lo que yo he ido aprendiendo autodidacta heredado de mi padre. Y este país me envuelve en viajes mentales donde mi presente le agradece a mi pasado y bendice mi futuro.
Los recuerdos de mi infancia se hacen nítidos y me asaltan a cada momento y no hay mañana que me levante y agradezca todo lo que estoy viviendo. Y son muchos los recuerdos que guardo, como las papas fritas de mi abuela, las mejores de mi infancia, ese sabor a cocina de abuela inexplicable, guardado en el alma. Mi abuela murió el 16 de marzo luego de una larga agonia de operaciones de alto riego y una neumonía. Yo sabía que ella estaba muy enferma, cercana a su muerte y deseaba una buena partida para ella sin tanto sufrimiento. Hace muchos años que no la veía y si bien siempre sentí que ella no podía comprenderme, mi amor y mi agradecimiento siempre estuvieron presentes. Me hubiera gustado estar allí con ella acompañandola en sus últimos momentos y acompañando a la familia, pero me tocó estar lejos muy lejos y enterarme dos días después por un mail de mi padre. Pero la muerte es parte de la vida y si bien sentí una profunda tristeza ante la noticia, busqué pensar el lado positivo y recordar a mi abuela como la persona trabajadora que fue toda su vida y recordar esas cosas que uno recuerda de las abuelas con el sabor de la infancia, como lavarme la cara con agua helada en pleno invierno en su casa antes del café con leche caliente y los secretos de la abuela sobre comidas y demás cosas que así como las primeras palabras en ingles que me enseñó mi madre en algún momento se volvieron o volverán relevantes en mi vida. Y entonces me despedí de ella a la distancia deseándole un buen viaje a donde sea que haya ido mientras cortaba racimos de uva y el sol me acariciaba la cara en una mañana más en la isla.
En el trabajo a veces somos muchos, más de sesenta personas y eso genera un clima de buena onda mientras lo latinos trabajamos y los maoríes hacen como que trabajan, porque he descubierto que los maoríes son más vagos que todos los sudamericanos juntos... Y tanto los supervisores como los mismos maoríes buscan mantener el orden y que los latinos trabajemos. Así que ante la duda el maori no trabaja pero alcahuetea al argentino o chileno que se va a dormir al auto jajajja. Un día me mandaron arriba de una camioneta a buscar unas herramientas al galpón y se subieron 5 maoríes conmigo en la camioneta con la excusa de ayudarme a traer las cosas, pero en la primer curva se bajaron todos y salieron corriendo por los viñedos. Tambien suelen ponerse cerca de uno, hacen que cortan uvas y se van, desaparecen y entonces viene Anthony un supervisor que se cabrea mucho con nosotros y nos reacomoda para tapar los huecos que dejan los maories. Los kiwis que trabajan con nosotros por el contrario no tienen ningún problema de arremangarse y trabajar sin importar si son el dueño del campo o un picker más. He conocido a unos cuantos trabajando y hemos conversado mucho, porque tampoco todos los latinos podemos hablar o entender ingles, esta gente disfruta mucho de hablar y de intercambiar puntos de vista. Cada tanto pasa el supervisor y me dice que siempre estoy hablando, sino es en ingles es en castellano y el prefiere que yo hable en inglés porque no entiende nada de español.
Después de las lluvias (acá llueve todos los días) se hace un barrial impresionante entonces los maoríes se vuelven locos coleando con sus camionetas y embarrando a todo el mundo... Y dos de ellos tuvieron la pésima idea de ponerse delante de mi van (mi querida Celia) y llenarla de barro entonces agarré unos racimos de uvas -el proyectil por excelencia en un viñedo - y cuando volvieron a pasar por al lado les tiré las uvas al conductor y se enojó mucho, tanto que se quería bajar a pelearme, pero yo aprendí que con los maoríes hay que tener mano de hierro y me le planté explicándole que "if you like the peaches hold on the plush" (?) Esa misma tarde ya en el pueblo en una estación de servicio volvieron a aparecer estos maoríes y se disculparon por haber ensuciado mi van, yo les acepté la disculpa y me invitaron a fumar la pipa de la paz. La mente de un maorí es extraña, llena de locura, tal vez por la herencia caníbal de sus antepasados que llegaron de la polinesia y se comieron a todos los habitantes de las islas, pero eso a mi no me intimida viniendo de la violenta sudamérica donde te meten fierro por nada. Y a los maoríes si les demostrás que no les temés te respetan, casi como los perros.
Así veo todos mis planes frustrados de mantener mi bajo perfil, en los smoko times la gente se acerca a mi, en el lunch también, mientras trabajamos también, cuando necesitan alguien para hacer una labor extra me llaman a mi, tal vez porque se aprendieron mi nombre, tal vez porque nunca les digo que no, tal vez porque todos los trabajos que hago los hago bien... quien sabe.
La otra tarde finalizado el día de trabajo me quería ir rápìdo y al doblar al final de la row de viñas se me atascó la van entre los alambres que van a tierra, jajaja, estuve como media hora intentando cortar los alambres primero y luego desenterrar la guía de metal que va a tierra, pufff, vienieron primero unas maories aayudarme y luego mis amigos maories los del barro, que más que ayudarme a mi vinieron a mirarle las tetas a una de las maories. Luego me llevaron hasta donde estaban trabajando los supervisores y demas gente y me llevaron en un tractor con uña con la cual levantaron la van del costado trasero y la corrieron por encima del alambre y pude seguir viaje agradecido entre chistes al respecto de mi infortunio. La puerta de la van quedo medio abollada y rayada pero... todavía sirve!
Y luego de una quincena de trabajo sin descanso (siete días a la semana) llegó el weekend off y organizamos la caravana de la monada del flyng nun hacia Mahia beach a comer un asado. Así que ahí fuimos todos en los autos y las vans por las rutas locas neocelandesas a nadar con el delfin Moko!
Como líder de la caravana los fui guiando hasta la playa del delfin en Mahia (si, ahí donde grabé el videocast) y al llegar vimos a Moko jugando con un flotador, solitario en el mar y me metí nadando a nadar con el delfín seguido por Ignacio el chileno que se metió con su tabla de surf. Y Moko se acercó a jugar con nosotros y ahí mucha más gente se metió al agua, con tablas, nadando o en kayaks y Moko se hinchó las pelotas y se fue más lejos. Hermoso animal el delfin, grande, como de goma, amigable e inteligente. Luego de nadar con el delfin nos fuimos a hacer el asado a una playa lejana del otro lado de la península y no podría haber elegido mejor lugar! Un asado sudamericano en Mahia beach! Con amigos del resto del mundo, compartiendo sin fronteras, sin nacionalidades, tan solo todos juntos como hermanos.
Finalmente recuperé mi celular ya reparado luego de dos meses sin respuesta y me devolvieron el dinero de la garantía y ahora estoy recordando cómo usar mi celular jajajaj...
He aplicado a un montón de ofertas laborales en el área de la fotografía y el diseño y en todas me han vuelto a decir que prefieren darle la vacante de trabajo a una persona con inglés nativo (cuando dicen esto se refieren a kiwi english, no american or british, solo kiwi) y que me desean mucha suerte para el futuro y blablabla, proteccionismo laboral, es que acá son muy celosos al respecto y prefieren darle el trabajo a alguien que no lo sabe hacer tan bien o que directamente no lo sabe hacer pero puede aprenderlo (o no) antes que meter a un sudamericano con experiencia. Pero no pierdo las esperanzas, un kiwi me aconsejó dirigirme personalmente para aplicar a un trabajo en el área, tal vez tenga más suerte que por internet, tal y cual lo hice anteriormente para los dos medios locales que he trabajado free lance. Y yo sé que ya va a llegar el momento en que la puerta se abra y voy a estar atento para no desaprovechar la oportunidad, siempre mirando con mis ojos extranjeros esta bella tierra que me ha llamado durante tanto tiempo, siempre con la cámara a mano lista para disparar, siempre con mis overseas eyes incansables, mirando lo que nadie puede ver.
He estado escuchando mucha música mientras voy cosechando las uvas y le he prestado particular atención al disco que Luca grabó en argentina antes de formar Sumo: Time fate love. Ese disco que descubri hace tanto tiempo y que he vuelto a redescubrir acá en este país extranjero donde casi ningún nativo habla mi idioma y mucho menos puede comprender cómo siento o por qué mi país es como es, tan lejano con su Maradona, cocaína, tango y los pumas. Y entonces pienso en Luca, en sus viajes, sus palabras, canciones y no puedo dejar de identificarme con él, extranjero en una tierra extraña... Y comprendo a la perfección su sufrimiento y su particular mirada sobre argentina. El escapando de la heroína, yo escapando de la argentinidad... Y la soledad, las canciones, el vino, el humo, la risa y la gente que uno va conociendo en el camino. El aferrarse a una almohada húmeda en noches largas de eternos sueños, los más oscuros sueños que jamás nadie haya tenido, el paso del tiempo desgarrando la piel, la fiebre y la ostranienie, el presente cayendo plomizo sobre los hombros hundiendo los pies en el barro, el tiempo estancado, el frío y el calor, el dolor y el amor, las caricias que queremos se prolonguen por toda la eternidad sabiendo que se van, las noches largas, solitarias, caminando calles oscuras sin importar que pueda suceder tan solo deseando que suceda algo... El grito ahogado que el mundo no puede escuchar , el nudo en la garganta, la pérdida del apetito y refugiarse bajo las frazadas deseando que el tiempo pase y cambie la situación... El describir la cotidianeidad con ojos extranjeros, tratando de comprender cómo funciona el mundo en esta parte del mundo...
Y así voy cortando uvas, caminando en el barro con las manos sucias y cansadas esperando al siguiente smoko time y pensando en todo lo que dejé atrás.
Luego de un buen tiempo de parar en la playa decidí mudarme a un hostel, el Flyng nun. Acá está lleno de gente de diferentes paises y hay muy buena onda, encontré muchos latinos, chilenos, uruguayos, argentinos, brasileros y he pegado buena onda con todos, en especial con nuestros hermanos trasandinos, tanto que los argentinos que conocí acá me dicen que tengo acento chileno (?) Y he encontrado argentinos copados y otros n tanto como todo... Y es que hay un tipo de argentino que no me cabe ni mierda: el altanero, soberbio, ventajero y cagador, generalmente porteño hasta el tuétano. Y me tocó sufrir a uno bien rémora que por suerte ya se ha ido a la meca latina: Tauranga. Durante semana y media me tocó soportar al Sebo o Sebado como yo lo apodé porque nunca entendía de límites, pero gente así ni me interesa, gente que va cerrando puertas por la vida, por suerte se fue del backpacker, sin pagar por supuesto como hacen todos los mierdas como él por acá dejando la mala fama de los argentinos que por estos lares todavía no es tan mala... es que hay otros que intentamos ser mejores y me alegro de conocer más gentes y saber que no soy el único.
Me hice muy amigo de un grupo de chilenos muy copados y hemos compartido asados, fiestas, tragos, humo y mucha ruta.
Uno de los chilenos, Ignacio, histriónico personaje quien quiso ser exótico como en Australia y no lo logró tan fácilmente, primero quiso ser el único chileno, pero no lo era, luego pensó ser el único pelado pero ya había otro, tampoco pudo ser el único Ignacio porque ya hay otro, tampoco pudo ser el único con sombrero de Raiden porque muchos otros usan sombreros chinos... en fin, se mudó a un flat a la vuelta del hostel y ahora es el único en todo! Un grande, hizo un asado para festejar la mudanza y lo invitó a Hira, el contractor quien demostró tener un muy buen sentido del humor y entre cerveza y cerveza hablo con casi todos nosotros sobre diferentes temas, hasta que en el momento de comer el asado se retiró tal vez porque los indúes no comen carne y al ver tantos sudamericanos carnívoros se sintió fuera de lugar.
En el trabajo ya todos me llaman por mi nombre, será esa capacidad de sobresalir del resto por diferentes razones, como en la escuela! En parte porque entiendo a la perfección lo que me dicen los supervisores, tal vez porque pegué buena onda con algunos de ellos, tal vez porque mi nombre resuena entre las uvas cada vez que necesitan una mano. Lo cierto es que kiwis, maories o sudamericanos todos conocen mi nombre y vienen a hablar conmigo o a ofrecerme fumar con ellos o que les cuente un chiste y yo me alegro mucho porque soy un comunicador y ejerzo mi rol a la perfección, muchas veces vienen a buscarme para oficiar de traductor o Maggie una de las supervisoras maori que me tiene mucho cariño me dice: Ey Leon! Explain to the others how do a good work, please. (Porque Maggie siempre te pide todo por favor y si no te conoce te trata de usted)
Mi mamá me enseñó las primeras palabras en inglés cuando yo era niño e intentó enseñarnos lo básico a mis hermanas y a mi, luego en el secundario tuve 3 años de inglés donde luego de un muy mal comienzo y gracias nuevamente a la ayuda de mi madre logré llegar a ser uno de los mejores alumnos de mi clase. Luego lo dejé todo ahi añejando y pocas veces tuve la oportunidad de hablar ingles en Buenos Aires... Finalmente acá comprendí muchas cosas al darme cuenta qué tan importante ha sido todo eso en mi vida y agradecido estoy de poder comunicarme gracias a lo que me enseño mi madre, mis maestros y lo que yo he ido aprendiendo autodidacta heredado de mi padre. Y este país me envuelve en viajes mentales donde mi presente le agradece a mi pasado y bendice mi futuro.
Los recuerdos de mi infancia se hacen nítidos y me asaltan a cada momento y no hay mañana que me levante y agradezca todo lo que estoy viviendo. Y son muchos los recuerdos que guardo, como las papas fritas de mi abuela, las mejores de mi infancia, ese sabor a cocina de abuela inexplicable, guardado en el alma. Mi abuela murió el 16 de marzo luego de una larga agonia de operaciones de alto riego y una neumonía. Yo sabía que ella estaba muy enferma, cercana a su muerte y deseaba una buena partida para ella sin tanto sufrimiento. Hace muchos años que no la veía y si bien siempre sentí que ella no podía comprenderme, mi amor y mi agradecimiento siempre estuvieron presentes. Me hubiera gustado estar allí con ella acompañandola en sus últimos momentos y acompañando a la familia, pero me tocó estar lejos muy lejos y enterarme dos días después por un mail de mi padre. Pero la muerte es parte de la vida y si bien sentí una profunda tristeza ante la noticia, busqué pensar el lado positivo y recordar a mi abuela como la persona trabajadora que fue toda su vida y recordar esas cosas que uno recuerda de las abuelas con el sabor de la infancia, como lavarme la cara con agua helada en pleno invierno en su casa antes del café con leche caliente y los secretos de la abuela sobre comidas y demás cosas que así como las primeras palabras en ingles que me enseñó mi madre en algún momento se volvieron o volverán relevantes en mi vida. Y entonces me despedí de ella a la distancia deseándole un buen viaje a donde sea que haya ido mientras cortaba racimos de uva y el sol me acariciaba la cara en una mañana más en la isla.
En el trabajo a veces somos muchos, más de sesenta personas y eso genera un clima de buena onda mientras lo latinos trabajamos y los maoríes hacen como que trabajan, porque he descubierto que los maoríes son más vagos que todos los sudamericanos juntos... Y tanto los supervisores como los mismos maoríes buscan mantener el orden y que los latinos trabajemos. Así que ante la duda el maori no trabaja pero alcahuetea al argentino o chileno que se va a dormir al auto jajajja. Un día me mandaron arriba de una camioneta a buscar unas herramientas al galpón y se subieron 5 maoríes conmigo en la camioneta con la excusa de ayudarme a traer las cosas, pero en la primer curva se bajaron todos y salieron corriendo por los viñedos. Tambien suelen ponerse cerca de uno, hacen que cortan uvas y se van, desaparecen y entonces viene Anthony un supervisor que se cabrea mucho con nosotros y nos reacomoda para tapar los huecos que dejan los maories. Los kiwis que trabajan con nosotros por el contrario no tienen ningún problema de arremangarse y trabajar sin importar si son el dueño del campo o un picker más. He conocido a unos cuantos trabajando y hemos conversado mucho, porque tampoco todos los latinos podemos hablar o entender ingles, esta gente disfruta mucho de hablar y de intercambiar puntos de vista. Cada tanto pasa el supervisor y me dice que siempre estoy hablando, sino es en ingles es en castellano y el prefiere que yo hable en inglés porque no entiende nada de español.
Después de las lluvias (acá llueve todos los días) se hace un barrial impresionante entonces los maoríes se vuelven locos coleando con sus camionetas y embarrando a todo el mundo... Y dos de ellos tuvieron la pésima idea de ponerse delante de mi van (mi querida Celia) y llenarla de barro entonces agarré unos racimos de uvas -el proyectil por excelencia en un viñedo - y cuando volvieron a pasar por al lado les tiré las uvas al conductor y se enojó mucho, tanto que se quería bajar a pelearme, pero yo aprendí que con los maoríes hay que tener mano de hierro y me le planté explicándole que "if you like the peaches hold on the plush" (?) Esa misma tarde ya en el pueblo en una estación de servicio volvieron a aparecer estos maoríes y se disculparon por haber ensuciado mi van, yo les acepté la disculpa y me invitaron a fumar la pipa de la paz. La mente de un maorí es extraña, llena de locura, tal vez por la herencia caníbal de sus antepasados que llegaron de la polinesia y se comieron a todos los habitantes de las islas, pero eso a mi no me intimida viniendo de la violenta sudamérica donde te meten fierro por nada. Y a los maoríes si les demostrás que no les temés te respetan, casi como los perros.
Así veo todos mis planes frustrados de mantener mi bajo perfil, en los smoko times la gente se acerca a mi, en el lunch también, mientras trabajamos también, cuando necesitan alguien para hacer una labor extra me llaman a mi, tal vez porque se aprendieron mi nombre, tal vez porque nunca les digo que no, tal vez porque todos los trabajos que hago los hago bien... quien sabe.
La otra tarde finalizado el día de trabajo me quería ir rápìdo y al doblar al final de la row de viñas se me atascó la van entre los alambres que van a tierra, jajaja, estuve como media hora intentando cortar los alambres primero y luego desenterrar la guía de metal que va a tierra, pufff, vienieron primero unas maories aayudarme y luego mis amigos maories los del barro, que más que ayudarme a mi vinieron a mirarle las tetas a una de las maories. Luego me llevaron hasta donde estaban trabajando los supervisores y demas gente y me llevaron en un tractor con uña con la cual levantaron la van del costado trasero y la corrieron por encima del alambre y pude seguir viaje agradecido entre chistes al respecto de mi infortunio. La puerta de la van quedo medio abollada y rayada pero... todavía sirve!
Y luego de una quincena de trabajo sin descanso (siete días a la semana) llegó el weekend off y organizamos la caravana de la monada del flyng nun hacia Mahia beach a comer un asado. Así que ahí fuimos todos en los autos y las vans por las rutas locas neocelandesas a nadar con el delfin Moko!
Como líder de la caravana los fui guiando hasta la playa del delfin en Mahia (si, ahí donde grabé el videocast) y al llegar vimos a Moko jugando con un flotador, solitario en el mar y me metí nadando a nadar con el delfín seguido por Ignacio el chileno que se metió con su tabla de surf. Y Moko se acercó a jugar con nosotros y ahí mucha más gente se metió al agua, con tablas, nadando o en kayaks y Moko se hinchó las pelotas y se fue más lejos. Hermoso animal el delfin, grande, como de goma, amigable e inteligente. Luego de nadar con el delfin nos fuimos a hacer el asado a una playa lejana del otro lado de la península y no podría haber elegido mejor lugar! Un asado sudamericano en Mahia beach! Con amigos del resto del mundo, compartiendo sin fronteras, sin nacionalidades, tan solo todos juntos como hermanos.
Finalmente recuperé mi celular ya reparado luego de dos meses sin respuesta y me devolvieron el dinero de la garantía y ahora estoy recordando cómo usar mi celular jajajaj...
He aplicado a un montón de ofertas laborales en el área de la fotografía y el diseño y en todas me han vuelto a decir que prefieren darle la vacante de trabajo a una persona con inglés nativo (cuando dicen esto se refieren a kiwi english, no american or british, solo kiwi) y que me desean mucha suerte para el futuro y blablabla, proteccionismo laboral, es que acá son muy celosos al respecto y prefieren darle el trabajo a alguien que no lo sabe hacer tan bien o que directamente no lo sabe hacer pero puede aprenderlo (o no) antes que meter a un sudamericano con experiencia. Pero no pierdo las esperanzas, un kiwi me aconsejó dirigirme personalmente para aplicar a un trabajo en el área, tal vez tenga más suerte que por internet, tal y cual lo hice anteriormente para los dos medios locales que he trabajado free lance. Y yo sé que ya va a llegar el momento en que la puerta se abra y voy a estar atento para no desaprovechar la oportunidad, siempre mirando con mis ojos extranjeros esta bella tierra que me ha llamado durante tanto tiempo, siempre con la cámara a mano lista para disparar, siempre con mis overseas eyes incansables, mirando lo que nadie puede ver.
Etiquetas: elviajado experience, funkangular, new zealand
6 Comments:
Hermosas vivencias, hermosas evocaciones y por sobre todo, esas ganas irrefrenables de seguir y seguir y seguir adelante, Juan.
Te queremos mucho y te seguimos extrañando.
We love you true, we miss you too.
Un beso muy grande
Marita
como siempre, altisimas cronicas papa
abrazo
guile
¡Bien, Juan!
Hermosas experiencias que estás viviendo, que harán de ti, un hombre íntegro, solidario y compañero.
Sé que se va a abrir esa puerta que esperas para poder transformarte en un profesional de las fotos (no del delito, jajajaj). Como dice tu mamá, hay que seguir, seguir, seguir, que nosotros seguimos extrañándote.
Querido Juan!!! me has hemocionado con lo que estas viviendo y te felicito por lo que estas logrando!
Me gustaria comer un asadito con vos y el delfin moko, en mahia beach uno de estos dias!!!
Un abrazo grande desde el sur, Mariano!!!
Hola Leon. Soy Isa, de la calle Armenia. Leí tu blog y me gustó la forma no-idealista en la que contás tu viaje.
Para los viajeros... Salut!
buena onda!
sigue el viaje!
gracias!
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