Tras los suelos de Unamora
Supongo que la fuerza que me estaba siendo revelada en ese preciso instante provenía de la descarga eléctrica del ventilador. Se posó sobre el piso frío y rió como intuyendo que yo estaba liquidado, un sentimiento de hermética angustia me recorrió y no pude más que recordar y balancear imagen tras imagen, de un lado o del otro.
La lluvia era persistente y tras el vidrio todo se veía como un caleidoscopio urbano, mi ojo izquierdo se reflejaba en el café, al volver a mirar a través de las gotas pude verla mirándome, mojada, con un gesto entre molesta y avasallante. Me levanté, rápidamente me puse la chaqueta y salí tras ella, la lluvia era intensa y la gente caminaba bajo sus paraguas como aislada del resto del mundo chocando y rumiando la bronca en un murmullo que era más un ronquido en aquel sueño mojado por las calles pálidas, de la ciudad ausente. Parecía que nunca iba a alcanzarla, se perdía tras las persona y paraguas y al doblar las esquinas parecía desaparecer y aventajarse rápidamente, hasta que en aquella esquina me esperaba mirándome sin inmutarse por el agua que recorría su cara, huyó nuevamente. Esa frenética e insensata cacería parecía no tener fin, lo que me provocaba un cosquilleo excitante en mi instinto de cazador; lo que sucedió luego no pude explicármelo en su momento: al doblar esa esquina había desaparecido, mis ojos buscaron por aquella calle vacía, era imposible... hasta que al voltearme la vi en frente de mí, desafiante. La lluvia resbalaba por su cara haciéndola más deseable aún, era estúpido había caído en su trampa, quién era el cazador realmente? Nunca me sentí más adorablemente víctima de mi inocencia como aquella tarde, me besó y mi boca pareció rebatir el miedo a la insospechada carta que deseaba jugar.
Cómo saber cuándo dejarte entrar? Yo nunca quise ser tu médium, nunca te elegí, pero por que negarme. Podrías darme una respuesta clara y sencilla? Mi cabeza está atorada tratando de desatar ese nudo y respuestas es lo que me hace falta.
Al fin de cuentas todo parecía ser más extraño de lo que aparentaba Gema, las velas, la oscuridad del cuarto, la sutil sabiduría de su cuerpo. Cómo reaccionar luego de tan improvisado encuentro? Claro que la improvisación no era tenida en cuenta por ella. Por alguna extraña razón cuanto más extraño e incoherente se volvía todo, menos averiguaba. El café, aquella irrupción tan poderosa. Quien era Gema a esa altura ya no era tan relevante para mí, había una fuerza extraña que me impulsaba más adentro en ese mar tan negro que era mi mente. Nunca pregunté, porque de alguna manera u otra sabía todo lo que tenía que saber pero sin tener plena conciencia de lo que realmente sabía. Cómo llegó todo eso hasta mí es tan raro como innegable. Aquella fuerza era todo. Había algo que siempre estaba bajo mi control, como un preso dentro de su celda, así me sentía en esos encuentros con Gema. Una noche tuve un sueño, me encontraba en una iglesia abandonada, el olor a humedad era muy fuerte y sentía un escalofrío recorriendo mi espalda.
- No te resistas, será más tormentoso... – me susurró una voz en mi oreja, al voltearme no había nadie allí – Estoy frente a ti, no temas, no quiero hacerte daño. – como de la nada había aparecido frente a mí un hombre, un misterioso hombre... traté de despertar, sabía que era un sueño...
- Despertar a dónde? Esto no es un sueño...
- Quién sos? Qué mierda pasa acá?
- Tranquilo, no tienes de qué asustarte, al fin y al cabo esta es tu mente.
- Qué estás diciendo?
- Soy Arturo, necesito que seas mi médium... completo...
- Qué?
- La fuerza que haz experimentado soy yo.
- Querés decir que podés dominarme?
- No si tu no me lo permites. Gema, ella era mi mujer, la amaba, una tarde de lluvia bajé a comprar cigarrillos y un patrullero me atropelló mientras perseguían a unos ladrones. Estuve internado durante unas semanas, ella permaneció siempre a mi lado, pero abandoné el mundo.
- Y yo soy un coaxil entre vos y Gema?
- Supongo que entenderás, ella al verte en el café tras el vidrio mojado creyó verme a mí...
- Si esto es mi mente, por qué estás vos?
- Porque tu me has dejado entrar, sólo debo poseerte completamente para así poder sentir la conexión con Gema.
- Esto no puede estar sucediendo...
- Lo está... Necesito que seas mi médium.
A veces cuando escucho el murmullo nocturno en las calles pienso que la muerte debe ser igual, pero silenciosa. Intenté contárselo a Gema, pensó que estaba loco, me trató de inmaduro...
- Tal vez no sos lo suficientemente coherente para aceptar que creés sentir algo que no existe.
Me negó una y otra vez la historia de mi sueño, creyó que estaba loco, nunca había conocido a ningún Arturo. Nunca. Entonces, el sueño, Arturo, la iglesia abandonada. Aquel lago tranquilo comenzó a generar un torbellino en el centro que lentamente fue arrastrando mi bote, remé, remé, pero al fin logró tragarme...
- Vos no me amás, sos un pelotudo que creé demasiado en sus sueños como para aceptar sentir cosas inexistentes en este mundo... – me sentenció mientras salía de la cama.
Sentía una puntada en mi cabeza, qué sucedía, cuál era el torbellino que me arrastraba hacia esa espesa negrura? Se posó sobre el piso frío y rió como intuyendo que yo estaba liquidado... Me miraba como deseando que nunca hubiese soñado aquello de la iglesia abandonada y el misterioso Arturo, podía descifrarlo casi, pero no.
Desperté como de una extensa pesadilla. Ella no estaba, se había ido, encontré una nota: “No vale la pena, yo no te amo”. Era lapidario, sentí que todo se derretía a mi alrededor y una furia interna pugnaba por estallar, me vestí y baje a la calle, corrí cuadra tras cuadra como sabiendo bien hacia dónde me dirigía, llovía, la gente bajo sus paraguas... Sentí pánico y unos pasos, dónde? Dónde estoy?
- Bienvenido...- me susurró al oído una voz conocida, al voltearme lo puedo reconocer entre la oscuridad reinante.
- Arturo, qué sucede?
- Bienvenido a tu mente, Arturo.
Incluído en Tras los suelos de Unamora...
1 Comments:
no pude dejar de leer hasta el final!! que zarpado laionnnnnnnnnn
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